A partir de 1955, Baracaldo comenzó un inusitado crecimiento demográfico. Los años precedentes ya era ascendente la curva de habitantes por la constante inmigración de gentes venidas sobre todo de Castilla, Galicia y Andalucía. Pero esa tendencia se incrementó de forma significativa. ¿Cuál era el motivo? De repente, a los vizcaínos se les ocurrió que era más seguro que sus descendientes naciesen en un hospital, por ejemplo, en el recién estrenado Hospital “
Enrique Sotomayor”, construido en el barrio de Cruces. Realmente dicho hospital fue denominado en sus inicios Residencia Sanitaria
Enrique Sotomayor. Fue diseñado –al igual que otros muchos hospitales de la época- por el arquitecto
Martín José Marcide Odriozola. Hoy en día se le denomina como
Hospital Universitario Cruces.
Cuando lo inauguraron yo estaba disfrutando de las vacaciones veraniegas después de acabar el curso con don Julián, en la escuela del “Casco” o Carlos VII. ¿Dónde nací? Haciendo mío uno de los primeros párrafos de una de las primeras obras de don Miguel de Unamuno, me respondo a mi pregunta: “
Aunque no me acuerdo de haber nacido, sé, sin embargo, por tradición y documentos fehacientes, que nací en Bilbao…” Pues no, no fue en la capital del Señorío de Bizkaia donde vi la luz del día, sino en el pueblo fabril –antes agrícola y ganadero- de Sestao, el 5 de junio de 1946. Me habían concebido unos meses antes María Arriaga Arteche y Santiago Fernández de Coó. Mi madre era natural del castizo barrio bilbaíno de Atxuri; mi padre de un pueblo de la Tierra de Campos, concretamente Magaz de Pisuerga, cerca de la capital palentina.
¿Quién ayudó a Maritxu, mi ama, a traerme a este mundo? Sin duda, una de las cinco parteras que ejercían en el pueblo en ese momento. Sus nombres: doña Elvira, doña Emerenciana Martínez, Isabelita Carrascal, doña Amalia(1) Gutiérrez Aramburu y su hija Angelita[2] Vicuña Gutiérrez, y doña Piedad Gutiérrez[3]. Piedad y Amalia eran hermanas e hijas de Paulina Aranburu(4). Estas últimas tenían titulación expedida en la sección de Matronas de la facultad de Medicina de Valladolid.
Las matronas o parteras como eran más conocidas, prestaron una atención decisiva, apreciada y reconocida, similar a la realizada por los sanitarios en tiempos posteriores. Fueron la alternativa de entonces a unos servicios y unas prestaciones sociales que para importantes sectores de la población eran indispensables. A pesar de esta significada labor, al universalizarse la asistencia al parto en el hospital, su papel fue desapareciendo de manera paulatina y no traumática, no produciéndose choque emocional ni con los sanitarios, ni en las gentes a las que atendía. Simplemente, el progreso en los nuevos tiempos, las fue diluyendo y no transmitieron su labor de parteras a sus descendientes.
Como era costumbre en aquellos años, la primera vez que me sacaron a la calle fue para ir a la parroquia de Santa María para bautizarme. Mis padrinos fueron Beatriz e Ignacio. La primera, prima de mi amatxu que vivía en un caserío en el monte de Santa Marina, en Bilbao. Ignacio era el hermano mayor de mi padre Santiago. Cuando le fui conociendo y mi mente fue asimilando conceptos, me resultó fácil asociarle con el fenotipo de
hidalgo castellano.
Mis padres hicieron lo que era, no solo costumbre, sino casi obligación en aquellos años: bautizarme. De esa forma hoy soy miembro de la iglesia Católica, sin que nadie me haya preguntado mi parecer. Es cierto que puedo dejar de serlo, pero no me causa ningún malestar seguir dentro del grupo y no me sobra tiempo para malgastarlo en las gestiones que serían necesarias para salirme. Además, yo hice lo mismo con mi hijo, y lo mismo han hecho con la nieta. Hay costumbres muy arraigadas durante siglos en la sociedad hispana. Eso sí, no participo en los ritos católicos. Y creo en lo que me guía el corazón y me dicta la razón.
También era costumbre que el nombre del padre pasase al primer hijo varón, al mayorazgo, pero en esta ocasión prevaleció la influencia del padrino. Lo que si era norma es que los
nombres de pila tenían que referirse a personajes de la Historia Sagrada, por lo que eran frecuentes –y así han quedado para nuestra generación- María para las chicas y José y Jesús para los chicos. En mi caso, para acompañar a Ignacio, eligieron José, resultando
José Ignacio en el Registro Civil e
Ignacio José en la partida de Bautismo. Pero el día a día puso las cosas en su sitio y siempre me conocieron -y soy conocido- como
Iñaki, vocablo prohibido por la dictadura por ser vasco, aunque la procedencia era bastante moderna. Justamente a partir de los estudios de
Sabino Arana, fundador del nacionalismo vasco.
Lógicamente, igual que no recuerdo los detalles de mi nacimiento, tampoco los del bautizo, pero por tradición oral familiar sé que hubo lanzamiento de golosinas y perras gordas y chicas, cuyos valores eran de 10 y 5 céntimos de peseta, respectivamente.
Como he comentado en un párrafo anterior, me echaron el agua en la bella pila bautismal ubicada en el interior de la parroquia de Santa María. El párroco era Don Fabián y no existía aún la diócesis de Bilbao, por lo que todas las iglesias de Bizkaia pertenecían al obispado de Vitoria. A partir de 1950, monseñor
Casimiro Morcillo González fue nombrado, por Pio XII, como primer obispo de Bilbao. La iglesia actual, de estilo neo-vasco es el resultado de la restauración efectuada por el arquitecto municipal
Santos Zunzunegui, tras el incendio sufrido en 1921. El edificio primitivo, del siglo XVI, es de diseño gótico tardío. Como en este templo, que domina el pueblo desde el alto de Aizpuru(3), recibí los sacramentos de la confirmación y de la primera comunión, cuando llegue el momento de relatarlos, daremos más datos sobre la iglesia y sus aledaños.
Como anécdota final, en septiembre de este año se pone a la venta, al precio de 2 pesetas, el primer boleto de la quiniela española de fútbol. El Patronato de Apuestas Mutuas Benéficas se encarga de gestionar el proyecto. El 45% se destina a premios, otro 45% a entidades benéficas y el 10% restante a gastos administrativos. Se premiaba el acertar el resultado final de los siete partidos de la jornada liguera de Primera División.
[1] En el programa de Fiestas de 1936 aparece un anuncio de Amalia Gutiérrez que dice: “Practicante, comadrona municipal, de AHV, Montepío, Seguro maternal y Mutualidad Obrera. Calle Iberia nº 1, derecha”. Obtuvo el título para ejercer de Matrona en la provincia de Vizcaya –Bizkaia- en diciembre de 1955, expedido por el Colegio Provincial de la facultad de Medicina de Valladolid, dependiente de la Dirección General de sanidad del Ministerio de la Gobernación.
[2] Angelita, fallecida en Barakaldo el 16/6/2018, era la esposa de Patxo Etxeguibel, famoso en el pueblo por sus crónicas deportivas en el espejo del bar del colegio de los Hermanos que regentaba.-> VER PERSONAJES
(3) Doña Piedad, hermana mayor de Amalia, era abuela de Mari Carmen y Juantxu Lestón, quienes han facilitado esta información.
(4) Paulina Aranburu, natural de Kortezubi, era conocida en la comarca como la “curandera” ya que lo mismo ayudaba en los partos, que atendía a lesiones en huesos y articulaciones. Tuvo seis hijas y dos hijos. Dos de las primeras, Piedad y Amalia, ejercieron de parteras en Sestao.
(5) Ver página 67 de "
Toponimia de Sestao" de Jorge Luis Tejedor
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